Hace mucho, mucho tiempo, cuando salió la Game Boy Advance, recibí un regalo: el Metroid Fusion, juego recién salido en aquel entonces. Para variar, yo dedicaba mi vida a jugar a Pokémon y lo poco que jugué a Metroid no me gustó, pues me parecía demasiado complicado (¿qué es eso de explorar?) y yo no estaba para ésas cosas. Más de diez años después (¿tanto tiempo ha pasado?), al fin lo he logrado. He perdido el cartucho, pero emulándolo he conseguido lo que en su día no pude: completar un Metroid, uno de los objetivos veraniegos del año pasado que, aunque tarde, a principios de año llegó al fin a buen puerto. La verdad, he jugado muy poco a las franquicias clásicas de Nintendo; tan poco que éste ha sido mi primer Metroid.

Metroid no existe en Japón, pero yo coloco la carátula japonesa.
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