Estaba yo tranquilamente mirando las rebajas de Steam y, de repente, recibí un regalo. ¡Ya ha llegado esa etapa del año! El juego acaba de salir pero ya lo véis, Chato me envió Exorcist: Reviewer of Minds porque me conoce como si me hubiera parido, así que allá vamos: un roguelike de 727 Not Hound, el décimo juego que saca en Steam este estudio japonés formado por una sola persona, y el sexto que sale en inglés.



Sin hablar japonés es difícil entender en su totalidad tal la trayectoria de 727 Not Hound, pero lo que está claro al mirar sus obras es que gran parte de sus títulos son roguelikes de estrategia y lógica más que de habilidad, y prácticamente todos sus juegos tienen claros elementos de terror. Exorcist no es la excepción: sin ser tampoco un survival horror y pese a no tener susto alguno, la atmósfera es muy tensa, y la muerte permanente nos acechará durante toda nuestra partida.

 


Nuestro trabajo consiste básicamente en exorcizar demonios en una serie de pasillos, y para eso deberemos conocer su nombre. Antes de entrar en el pasillo, tenemos una lista de fotos y nombres de los demonios, aunque muchos de los aspectos coincidirán o, incluso, nos serán invisibles. No obstante, consiguiendo versos sagrados podremos obtener palabras, que funcionan como cartas y nos ayudarán a descubrir las identidades de las criaturas a nuestro alrededor: su origen, si su número es par o impar, en qué frecuencia está su rango demoníaco... todo, para poder exorcizarlos al conocer su nombre. La barra de vida está formada por dos pecados mayores que elegimos al iniciar el juego y que condicionarán toda nuestra partida, y entre cinco y siete pecados menores, que iremos sacrificando conforme fallemos al descubrir el nombre de los demonios, y que incluso podremos utilizar para algunas tácticas ofensivas en caso de que nos interese, o para maniobras muy arriesgadas que, en función de la situación, nos pueden salvar una partida prácticamente perdida.

 

Todo esto suena complicado pero, en realidad, Exorcist: Reviewer of Minds no es distinto a cualquier juego de cartas de toda la vida: la brisca, el póker, el black jack o hasta el mah jong. Elegid el que os guste: al final, estamos ante un juego que simplemente incorpora ese mismo componente de lógica, planificación y estadística para tomar las decisiones correctas que, no obstante, siguen teniendo un componente aleatorio, como en cualquier juego de cartas. Existen los golpes de suerte, claro, y aunque el juego no es difícil, está claro que lo que quiere es que hagamos una partida pausada y bien planificada.



No hay mucho más que decir. ¿Os tira su pedazo de estética, os apetecen partidas de máximo treinta minutos, con tres modos de dificultad con diferentes limitaciones, para amoldarse a todo tipo de jugadores? No busquéis más y echadle vuestros cinco euritos a este juego, que bien lo merece más que muchas otras cosas. ¡A exorcizar!


No hay comentarios:

Publicar un comentario

⬆