No es ningún secreto, pero no me gustan demasiado los shooters. Me cansan los FPS y, cuando un amigo me propuso jugar a Shadow Warrior 2 en cooperativo, acepté solo porque iba con compañía incluida, sin pensar demasiado en las consecuencias de dónde me estaba metiendo. No consideré que estaba adentrándome en un horror vacui de ropa y armas horteras, estética Mortal Kombat, y orientalismo extremo que mezcla china y japón, ninjas con sierras mecánicas, yakuzas con demonios, kanjis sin significado... todo sin orden ni concierto, en todos los escenarios sin excepción alguna. Bienvenidos a Shadow Warrior 2.  



Tras el éxito del remake del primer Shadow Warrior en 2013, Flying Wild Hog se lanzó a realizar una secuela que, finalmente, vio luz en 2016. La historia de Shadow Warrior 2 no importa demasiado, pero es entretenida y acompaña durante la partida: cinco años después de los eventos del primer juego, el deber de nuestro protagonista, Lo Wang, es recuperar a Kamiko, la hija de un pez gordo de la Yakuza a la que han secuestrado. No obstante, debido a una serie de circunstancias que no vienen al caso, durante su rescate el cuerpo de Kamiko quedará corrompido, por lo que encerrarán su mente en nuestro cuerpo y la tendremos como una presencia constante en nuestra cabeza, que nos acompañará hasta que logremos liberarla.

Hay un poco de todo, pero algo importante a destacar es que el juego es un FPS, pero realmente se nutre de esa moda de "RPGficar" que existe actualmente. ¿Para qué meter niveles si tu fórmula base es divertida, y deja de serlo cuando no puedes matar a menganito porque te saca tres niveles que aparentemente le hacen inmortal? Ahhh, misterios del márketing: todo para poder llamarse híbrido con RPG. Así pues, contamos con: una rueda de armas inmensa (nada menos que hasta diez armas simultáneas), un árbol de habilidades (que no importa realmente, porque tardé seis horas en darme cuenta de que estaba y no lo eché de menos ni me aportó nada), y un dropeo constante de armas en el que hay variedad pero muy poca identidad en cada una de ellas. La sensación es, más o menos, como jugar a un Borderlands 2, pero sin bugs y que respeta tu tiempo: en Shadow Warrior 2 no vas a repetir al mismo enemigo constantemente, no vas a hacer cinco veces la misma zona, no vas a encontrar un jefe que necesite veintitrés minutos de bazookazos en la cara para morir, y sobre todo, no se van a reír de ti, sino contigo. Lo cual, la verdad, no está nada mal.


 El bucle jugable es muy simple: tenemos una zona base en la que merodear para recoger misiones (tanto principales como secundarias) y organizarnos, pero las misiones suceden siempre en otro lugar al que nos teletransportamos. Los escenarios son variados aunque, eso sí, algo confusos: el juego es tremendamente vertical y no se corta a la hora de meter plataformeo, por lo que los caminos no siempre se ven a simple vista, y mirando el mapa puede resultar confuso en ocasiones y acabas dando más vueltas de las que deberías para llegar al lugar, pero no es ningún drama ni algo que enturbie las sensaciones finales.

Y es que parece que no lo esté pintando bien, pero una cosa no quita la otra: el juego es divertido. Las armas de fuego no tienen tanto punch como deberían, ni se perciben como la amenaza que deberían ser, pero en cambio las armas blancas resultan mucho más divertidas debido a la movilidad y rapidez de Lo Wang, que es increíblemente ágil. Saltos, dobles saltos, dashes, esquivas, nada de daño por caída, cambio instantáneo de armas, jugabilidad muy rápida y directa... Shadow Warrior 2 quiere que el jugador se divierta haciendo el cabra en todas las misiones y, cabe decir, eso lo consigue. 

 

Las conversaciones tontas con Kamiko, las animaciones de las armas, las galletas de la suerte con gotitas de sabiduría, el argumento de muchas misiones secundarias... Desde la jugabilidad hasta la trama, todo gira en torno a hacernos pasar un buen rato. Sin llegar a ser uno de esos juegos inolvidables de los que uno se enamora para siempre por tener todo cuidado al detalle (la perfección existe, pero no está en este juego), sí que queda la sensación de que hay un fuerte empeño del desarrollador en que no nos aburramos nunca, pese a que la elección de meter sistemas de RPG enturbien parte de la experiencia.

Si a ti tampoco te gustan los FPS, Shadow Warrior 2 no cambiará tus prejuicios contra ellos, pero es probable que, jugando con compañía y con la mente abierta, llegues a divertirte mucho, y al durar menos de diez horas no te va a dejar el regusto asqueroso de Borderlands. ¿Quieres un shooter? ¿Quieres un juego cooperativo entretenido, para hablar con amigos mientras pasan cosas? Shadow Warrior 2 es el juego que necesitas y, si lo quieres pasar bien durante unas horas, es tan fácil como tirar p'alante. ¡Y ahora mismo está a menos de tres euros en Steam!

2 comentarios:

  1. ¿El remake del primero es remake del FPS este llamado Shadow Warrior de los mismos que hicieron Duke Nukem 3D? Porque aunque a mí tampoco me gustan mucho los FPS el Duke Nukem 3D es mi favorito de todos y Shadow Warrior también me gustó mucho.

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    1. ¡Hola, Isaac! Puesssss, efectivamente es el caso que comentas: el primero es un remake de ese Shadow Warrior. De momento todavía no he jugado al primero, pero todo apunta a que acabará cayendo. El otro dia estuve a punto de comprar el Duke Nukem, pero tampoco hay que motivarse en exceso. Si te gustó el 1, me consta que este es bastante diferente, pero quizá puedes darle un tiento también, especialmente con compañía.

      ¡Un saludo!

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